“La migración es la expresión de la aspiración humana por dignidad, seguridad y un futuro mejor”. Esta frase fue dicha por Ban Ki-Moon, exsecretario general de las Naciones Unidas, y expresa la realidad de millones de personas en todo el mundo que migran en busca de una vida mejor.
Es innegable que la migración forma parte de la historia de la humanidad y nos acompaña hasta el día de hoy. En el siglo XXI, este fenómeno ha tomado nuevas dimensiones, aumentando tanto en volumen como en complejidad.
En México, la migración es una realidad nacional, tanto en términos de desplazamientos internos como externos, especialmente hacia los Estados Unidos. ¿Sabes cómo funcionan las políticas migratorias para los mexicanos en EE. UU. y cuáles son sus desafíos? ¡Entonces acompáñanos, que en este texto te explicaremos esto y mucho más!
Primero, ¿qué es la migración?
Antes de nada, es importante conocer el concepto de migración. De manera objetiva, la migración es el desplazamiento humano desde su lugar de origen, ya sea un movimiento interno o externo. Es decir, la migración es el traslado de personas de un lugar a otro, que puede ocurrir dentro de un mismo país o hacia el extranjero.
Cuando este movimiento sucede dentro del país, se llama migración interna; cuando ocurre hacia fuera, con la persona entrando o saliendo de un país, se denomina migración internacional o externa.
Los procesos migratorios son históricos y han acompañado a la humanidad desde hace mucho tiempo. En la prehistoria, por ejemplo, el nomadismo era común, con pueblos que no tenían residencia fija y vagaban buscando mejores condiciones de supervivencia.
Tras ese período, los seres humanos se volvieron sedentarios al establecer residencias fijas, especialmente con el descubrimiento y evolución de la agricultura. Sin embargo, los desplazamientos continuaron existiendo, aunque en menores proporciones.
Con este proceso continuo de desplazamientos, la humanidad pobló el planeta, intensificándose especialmente después del siglo XV, con las navegaciones y colonizaciones. Pero con el surgimiento de los Estados nacionales, el control de la entrada y salida de personas se volvió más estricto, con mayor supervisión de las fronteras de los países.
Volviendo al concepto de migración, la Organización Internacional para las Migraciones, en su Glosario sobre Migración, define el término como: “un movimiento poblacional que comprende cualquier desplazamiento de personas, independientemente de la extensión, la composición o las causas; incluye la migración de refugiados, personas desplazadas, personas desarraigadas y migrantes económicos”.
Existen múltiples razones por las cuales las personas migran: factores económicos, huida de conflictos, cuestiones ambientales, políticas, búsqueda de mejores condiciones de vida, entre otras.
La forma en que ocurre la migración también impacta el tipo de migración. Según el Glosario sobre Migración, algunos de los tipos son:
- Migrante voluntario/espontáneo: Individuo que se desplaza por decisión propia, motivado principalmente por cuestiones económicas y financieras, en busca de mejores condiciones de vida.
- Migrante forzado: Persona obligada a desplazarse debido a persecuciones y/o amenazas a su vida, ya sean por motivos climáticos, pobreza extrema, hambre, conflictos armados, entre otros.
- Migrante interno: Persona que se traslada dentro de su propio país, de manera temporal o permanente.
- Migrante internacional/externo: Individuo que abandona su país de origen para establecerse temporal o permanentemente en otro país.
- Migrante irregular: Persona que cruza la frontera de otro país infringiendo las normas legales de admisión de ese país.
- Inmigrante: Individuo que entra en un país diferente al de su origen.
- Emigrante: Persona que sale de su país de origen, desde la perspectiva de ese país.
- Refugiado: Persona que, debido a persecución por su raza, religión, nacionalidad, opiniones políticas o violación de derechos humanos, se encuentra fuera de su país de origen y no puede solicitar protección en ese país.
Contexto histórico de la migración México-EE. UU.
La historia de México y su formación como nación están directamente ligadas a los procesos migratorios y al flujo de personas en su territorio. La llegada de los españoles y el período de colonización del país se remonta a la migración de un pueblo hacia la ocupación de un territorio.
Por lo tanto, la historia migratoria de México está profundamente entrelazada con su posición geográfica y su papel como punto de encuentro de culturas y economías. Durante la época colonial, México era uno de los principales puntos de entrada de migrantes europeos a América Latina, además de recibir poblaciones africanas traídas como esclavizadas.
Sin embargo, la migración mexicana hacia los Estados Unidos tiene sus raíces en el siglo XIX, principalmente con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, en 1848, entre México y EE. UU. Este tratado estableció la división fronteriza entre ambos países y fue un acuerdo de paz que puso fin a la Guerra entre México y Estados Unidos, iniciada en 1846.
La guerra ocurrió debido a la expansión territorial y al poblamiento estadounidense hacia el oeste. Tras su independencia en 1821, México heredó los territorios que formaban parte del Virreinato de la Nueva España. Sin embargo, en territorios como el actual Texas, había acuerdos y políticas de colonización para ciudadanos estadounidenses, ya que el gobierno mexicano veía con buenos ojos el aumento de la población en la región.
Pero la relación entre mexicanos y estadounidenses se volvió conflictiva, lo que resultó en la Revolución de Texas en 1836, donde las tropas mexicanas fueron derrotadas y Texas se separó de México. A partir de 1845, EE. UU. intensificó sus acciones de expansión territorial, siguiendo el espíritu del Destino Manifiesto, una creencia que sostenía que el pueblo estadounidense había sido elegido por Dios para civilizar el continente.
Como resultado de las acciones expansionistas, comenzó la Guerra entre México y Estados Unidos, que duró dos años. El ejército estadounidense ganó las principales batallas y conquistó territorios hasta la región de la Ciudad de México. Con ello, el gobierno mexicano aceptó negociar los términos de rendición.
Así, se firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo (1848), mediante el cual Estados Unidos compró los territorios correspondientes a California, Arizona, Nuevo México, Nevada y Texas. Más tarde, en 1853, las fronteras se redefinieron nuevamente con la compra de territorios que ahora corresponden al sur de Arizona y al sur de Nuevo México.
A partir de ese momento, un gran número de mexicanos comenzó a vivir en EE. UU., que no aplicaba restricciones migratorias y mantenía una política de puertas abiertas. En el siglo XX, la migración se intensificó debido a las guerras mundiales, que llevaron a miles de trabajadores mexicanos a EE. UU. para satisfacer la demanda de mano de obra.
Sin embargo, a partir de la década de 1980, debido a las crisis económicas en ambos países, EE. UU. comenzó a implementar legislaciones más restrictivas sobre la migración. Estas restricciones se intensificaron con los años, con el gobierno estadounidense reforzando la militarización de la frontera y adoptando mayores controles y fiscalización.
Causas de la migración mexicana hacia los EE. UU.
Desde el siglo pasado, la migración mexicana hacia EE. UU. ha sido impulsada por factores económicos, sociales y políticos complejos. La búsqueda de mejores condiciones de vida y nuevas oportunidades han sido y siguen siendo una de las principales causas de este flujo migratorio.
La prosperidad económica de Estados Unidos siempre ha atraído a inmigrantes de todas partes. Además, históricamente, el país se ha presentado como una tierra de oportunidades. En este sentido, muchos mexicanos fueron atraídos por nuevos empleos, mejores salarios y una mejor calidad de vida.
Factores como la violencia asociada al narcotráfico, la inestabilidad política y los desastres naturales también impulsan la migración mexicana. Asimismo, las políticas comerciales han contribuido a desestabilizar sectores de la economía mexicana, dificultando el desarrollo económico del país.
Un ejemplo fue el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que perjudicó sectores de la agricultura mexicana, ya que muchos pequeños agricultores no pudieron competir con los productos subsidiados de EE. UU. Como resultado, se perdieron muchos empleos en el sector agrícola en México.
Datos actuales sobre el flujo migratorio en la frontera
Según datos recientes, cientos de miles de mexicanos y otros latinoamericanos cruzan anualmente la frontera entre México y EE. UU., ya sea de manera regular o irregular.
De acuerdo con datos de 2024 de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU., desde 2021 se han registrado más de 10 millones de intentos de cruce, tanto regulares como irregulares, en la frontera México-EE. UU. Este ha sido el mayor flujo migratorio jamás registrado por la agencia gubernamental estadounidense.
Para comparar, en el trienio anterior (de 2017 a finales de 2020) se registraron 2.4 millones de intentos de cruce. Es importante destacar que estas cifras no incluyen los cruces que ocurrieron de manera clandestina y no fueron detectados, por lo que los números reales podrían ser mayores.
De ese total de migrantes, la gran mayoría son mexicanos, aunque también hay un gran número de venezolanos, guatemaltecos, cubanos, hondureños, colombianos, entre otros.
Además, gran parte de los migrantes que cruzan la frontera entre México y EE. UU. no logran permanecer en su destino como desearían. Muchos son detenidos y no logran ingresar regularmente al país, y otros tantos son deportados.
En 2024, por ejemplo, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. deportó a más de 270 mil inmigrantes, la cifra más alta en los últimos 10 años. La mayoría de las deportaciones correspondieron a personas que cruzaron la frontera entre México y EE. UU.
Por otro lado, en cuanto a los mexicanos que residen legalmente en EE. UU., según el Pew Research Center, representan aproximadamente el 60 % de la población hispana en el país, lo que equivale a poco menos de 11 millones de personas.
Políticas migratorias estadounidenses
Las políticas migratorias de EE. UU. están marcadas por una combinación de apertura hacia la mano de obra inmigrante y medidas restrictivas para controlar la entrada irregular. El Immigration and Nationality Act regula la inmigración, mientras que iniciativas como el Secure Fence Act (2006) y la expansión del uso de tecnología de vigilancia refuerzan la seguridad fronteriza.
El control, la militarización y la supervisión en la frontera se justifican como medidas para proteger la seguridad nacional, restringiendo la entrada de inmigrantes irregulares al territorio.
Además, EE. UU. ha implementado políticas para detener y deportar a inmigrantes irregulares, lo que a menudo resulta en la separación de familias y condiciones precarias en los centros de detención. En los últimos años, las reglas de asilo también se han endurecido, dificultando la permanencia de personas que huyen de situaciones de violencia o persecución.
En 2023, por ejemplo, el gobierno de EE. UU. adoptó la política llamada Título 8 para intentar reducir el intenso flujo migratorio registrado. Esta política establece que los inmigrantes detenidos pueden ser expulsados, se les niega el asilo político y se les prohíbe regresar a EE. UU. durante cinco años.
Desafíos enfrentados por los migrantes mexicanos
Los migrantes mexicanos enfrentan desafíos significativos al cruzar la frontera y establecerse en los Estados Unidos. Muchos arriesgan sus vidas en travesías peligrosas, enfrentando condiciones climáticas extremas y la amenaza de traficantes de personas. Una vez en EE. UU., a menudo lidian con discriminación, explotación laboral y falta de acceso a servicios esenciales como salud y educación.
La inseguridad documental también representa un obstáculo, ya que muchos viven bajo el riesgo constante de deportación. Además, las barreras lingüísticas y culturales dificultan la integración plena en la sociedad estadounidense.
En busca de mejores condiciones de vida, los migrantes a menudo se ven sometidos a situaciones que amenazan su dignidad y, en muchos casos, violan los derechos humanos.
Asimismo, muchos migrantes mexicanos que son detenidos en la frontera sufren abusos y violencia, a pesar de que Estados Unidos es signatario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y del Protocolo de 1967 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Refugiados, que protegen la dignidad humana de todas las personas, incluidas las refugiadas.
Las declaraciones de Trump y sus políticas migratorias
El primer mandato de Donald Trump estuvo marcado por un enfoque duro hacia la migración, caracterizado por retórica hostil y políticas restrictivas. Trump frecuentemente describió a los migrantes mexicanos como criminales y amenazas para la seguridad nacional.
Una de sus políticas fue la construcción de un muro en la frontera, cuyas obras fueron paralizadas por la administración de Joe Biden. Además, su gobierno implementó la política de “tolerancia cero”, que resultó en la separación de miles de familias migrantes.
Actualmente, al inicio de su segundo mandato, Trump ha declarado que retomará la política de tolerancia cero y llevará a cabo deportaciones masivas de inmigrantes en territorio estadounidense.
Para liderar las acciones y políticas migratorias en la frontera, Trump nombró a Thomas Homan, quien fue policía y trabajó anteriormente en el Servicio de Inmigración y Naturalización del país. Homan, defensor de las políticas de tolerancia cero del primer mandato de Trump, ya ha declarado que será responsable de la mayor deportación en la historia de EE. UU.
Además, en su discurso de toma de posesión, Donald Trump mencionó que pretende reinstaurar la política de Remain in Mexico, que obliga a los solicitantes de asilo a permanecer al sur de la frontera. Esta política, que busca restringir y controlar la migración en la frontera, obliga a los migrantes que solicitan asilo a esperar en México hasta que sus audiencias en los tribunales de inmigración estadounidenses se lleven a cabo.
El respeto a los derechos humanos de los migrantes
De acuerdo con el Derecho Internacional, no existen migrantes legales o ilegales, ya que la migración es un derecho de cualquier persona. Los migrantes solo pueden ser considerados regulares o irregulares, dependiendo de las políticas y legislaciones del lugar al que se trasladan.
En este sentido, es crucial destacar la importancia de los derechos humanos de los migrantes, fundamentales para garantizar la dignidad, la seguridad y la igualdad de todas las personas, independientemente de su origen o estatus migratorio.
Con frecuencia, los migrantes enfrentan discriminación, explotación y condiciones precarias en los países de destino, convirtiéndose en uno de los grupos más vulnerables de la sociedad. Por ello, el respeto, la empatía, la tolerancia y la inclusión deben fortalecerse como políticas fundamentales para garantizar la dignidad de todos.
El respeto por sus derechos asegura a los migrantes el acceso a servicios básicos, como salud y educación, además de protección contra abusos y trabajo forzado. Reconocer y proteger los derechos humanos de los migrantes no solo es una cuestión de justicia social, sino también una manera de promover sociedades más democráticas, inclusivas y tolerantes.
Referencias
BBC News – How many migrants have crossed the US border illegally?
CAMPOS, Francisco. El flujo migratorio en México: Un análisis histórico a partir de indicadores socioeconómicos. Revista CIMEXUS, vol. 9, nº 2, 2014.
Organização Internacional para as Migrações – Glossário sobre Migração
BBC Mundo – Los ganadores y los perdedores del NAFTA en México y EE.UU
Human Rights Watch – US: Border Deterrence Leads to Deaths, Disappearances
Pew Research Center – Facts on Hispanics of Mexican origin in the United States, 2021
New York Times – What is Title 8?
NPR – Trump reinforces use of his “Remain in Mexico” policy
EL País – El Gobierno de Biden deportó la cifra más alta de inmigrantes en una década